"El periodismo mantiene a los ciudadanos avisados, a las putas advertidas y al Gobierno inquieto"
Francisco Umbral

jueves, 14 de enero de 2010

El periodista, persona 'non grata'



Los periodistas mantienen una relación amor-odio con el poder político. Amor cuando se trata de dar publicidad a sus logros, de que la ciudadanía tenga conocimiento de las buenas acciones del Gobierno de turno. Odio en los casos en que el poder representativo de los ciudadanos comete errores. Pero que el pueblo conozca ambas acciones por parte del poder político es estrictamente necesario para garantizar la democracia de un Estado. El ciudadano debe estar plenamente informado (o al menos tener derecho a hacerlo), para protagonizar el que en ocasiones es el único acto que puede protagonizar en las democracias modernas: el voto.
Pero los periodistas que están dispuestos a garantizar ese derecho a la ciudadanía por encima de todo, no gustan a los dirigentes de ningún régimen, ya sean autoritarios o democráticos. No les convienen. En todos los países autoritarios como Cuba o China así como en algunos con democracias aparentes como Rusia o México son innumerables, por el número y el modo, las formas con las que se intenta censurar la labor informativa de los periodistas. La corrupción, el abuso de poder, la violación de los derechos humanos y el crimen organizado son elementos habituales de nuestras sociedades que el poder político pretende silenciar. Y todo vale. Amenazas, coacción, penas de cárcel e incluso, la muerte; son prácticas habituales en estos países.
Miedo para silenciar, ya que todo ello deriva en la autocensura del profesional de la información (¿se imaginan trabajar aterrorizados?) y, por consecuencia, en la no información del ciudadano. La verdad que buscan los periodistas debería interesar a todos, puesto que sin verdad no hay libertad del ser humano posible. Por ello, tanta responsabilidad en el asunto tienen los regímenes que impiden el ejercicio independiente del periodismo como aquellos que pasan de largo ante la violación del derecho a libertad de información que realizan. El mundo debe despertar y comenzar a actuar. El silencio o el hablar solo de lo que se debe es pasividad y la no lucha nunca ha logrado cambiar el mundo.

sábado, 9 de enero de 2010

Secuestros de periodistas en Afganistán, el pan de cada día




Si en diciembre se confirmaba el secuestro de tres periodistas del diario británico The Guardian, el año ha comenzado en el país con otro acontecimiento similar: el secuestro de dos periodistas de la cadena France 3.
Abdul-Ahad y sus colegas, periodistas que trabajaban para The Guardian, fueron secuestrados por la banda armada cuando planeaban una serie de entrevistas en la zona de Kunar, fronteriza con el noroeste de Pakistán y conocida por ser propiedad de los tablibanes. Por su parte, los periodistas franceses han sido secuestrados por cinco hombres armados que podrían pertenecer también a la insurgencia afgana cuando preparaban un documental sobre las infraestructuras del país. También cabe destacar que el secuestro de estos últimos se ha producido en una zona donde Francia tiene desplegados cerca de 700 soldados de los 3.300 que ha enviado a Afganistán, por lo que los informadores podrían haber sido considerados elementos opositores del Gobierno.
Los periodistas británicos fueron liberados días después de su secuestro pero hasta ahora, solo se ha recibido una prueba de vida de los periodistas franceses. Mientras las autoridades diplomáticas de Francia trabajan para conseguir su liberación.
A finales del 2009 también se producía la muerte de cuatro soldados canadienses y una periodista en la ciudad afgana de Kandahar. Los cinco murieron el miércoles durante un patrullaje en una zona supuestamente segura. Una bomba explotó cuando pasaba el vehículo blindado donde viajaban.
La inestabilidad política de un país donde las últimas elecciones parlamentarias se celebraron hace cinco años y donde los organismos internacionales como Naciones Unidas fomentan su reconstrucción, ha supuesto que el trabajo de los profesionales de la información se convierta en un oficio difícil y sumamente arriesgado.


jueves, 7 de enero de 2010

Asesinan en Bulgaria a un periodista que investigaba sobre la mafia

El destacado periodista radiofónico, Bobi Zankow, fue tiroteado en la capital de Bulgaria, Sofía, el 5 de enero de este mismo año. Un grupo de desconocidos abrió fuego en el centro de la ciudad, concretamente en el Boulevard Alexander Stamboliski, contra el informador y otros dos hombres, según apuntaba fuentes oficiales búlgaras.
El asesinado periodista había escrito libros sobre la mafia en Bulgaria. Un libro de Zankow sobre Mutri, una facción de la mafia búlgura, fueron evaluados por el jefe de policía de la ciudad de Sofía, Valeri Jordanov, como "mezcla infantil de la realidad y la fantasía".
El periodista es el segundo supuesto investigador de la mafia local asesinado en Bulgaria en menos de un año. El pasado 7 de abril, Gueorgui Stoev, autor de varios libros sobre la mafia, murió en circunstancias similares en el centro de Sofía y aún no ha habido ninguna detención en relación con este caso.
Desde 2001 ha habido más de 150 asesinatos relacionados con el crimen organizado en Bulgaria. Éste se trata de otro de los muchos ataques al periodismo de investigación que se producen en las democracias europeas ya que no hay que olvidar que Bulgaria tiene como forma de gobierno una democracia parlamentaria en la que la libertad de información debería ser uno de sus bases principales.

jueves, 31 de diciembre de 2009

El exilio, la última salida


Reporteros sin Fronteras ha hecho balance por primera vez de los periodistas que se han visto
obligados a abandonar su país. Las amenazas en el ejercicio de su profesión y en su vida han supuesto el exilio de 157 periodistas en todo el mundo.

Los ejemplos del 2009 han sido claros: más de 50 periodistas y bloggers iraníes abandonaron el país tras la represión que sufrieron después de la victoria de Almadineyhad y en Sri Lanka han sido alrededor de 30 periodistas los que han huido del país por miedo a sufrir represalias de la dictadura impuesta. Además, ser registran exilios en Guinea, Afganistán, Pakistán, México, Colombia y Etiopía.

Estos datos significan que el miedo protagoniza la vida de los periodistas en muchos países y da sus frutos. Prefieren el exilio a no poder ejercer su profesión con la base democrática que tan importante función requiere. A veces el éxodo es la úncica salida si el objetivo es hacer un periodismo plural e independiente. Pero los exiliados no lo tienen fácil. Según Reporteros Sin Fronteras "muchos pasarán meses, incluso años, en la esperanza de conseguir alguna forma de protección, o una hipotética reinstalación". Mientras tanto, el país de origen queda desinformado. Ausente de este derecho fundamental.